El uso del micrófono en clases de canto se extiende cada vez más. ¿Querés saber por qué no nos gusta?
Quien alguna vez presenció el karaoke ajeno afirmará con nosotros: un mal cantante amplificado es una de las peores experiencias musicales que existen. El micrófono no nos hace mejores y puede incluso hacer que nunca solucionemos ningún problema.
El mic en clase nos hace estar pendientes de "lo que suena" y no del cuerpo como instrumento. Dificulta la percepción unificada de la cabeza y el resto del cuerpo generando un corte a nivel de la garganta. Esto es el origen de muchísimos problemas vocales, como ruidos y escapes de aire y de que emitamos la peor versión posible de nuestra voz. ¿Por qué conformarnos con lo peor de nosotros?
Entonces, ¿voy a sonar poco? El cuerpo humano es un instrumento musical formidable que posee micrófonos incorporados. Lo importante es aprender a alinear esas cajas de resonancia para lograr el máximo resultado con el menor esfuerzo.
Entonces, ¿nunca voy a usar micrófono? El micrófono sirve para amplificar un sonido; no para mejorarlo. Cuando se aproxima una fecha en vivo (o en ensayos con instrumentos/pistas amplificadas!) empezamos a utilizar el mic para acostumbrarnos. Simplemente nos ponemos delante, cantamos con conciencia de nuestros músculos y ¡listo!
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