sábado, 19 de diciembre de 2015

Tipos de desafinación


[Del libro Cantar sin limitaciones, de Laura Kersevan, Buenos Aires, Ed. CambiáTuVoz, 2014.]

Afinar es la capacidad de emitir la voz en una altura específica. Una parte de la afinación es "mental". La otra parte es mecánica. ¿Podemos imaginar cómo es pensar una nota y que sin querer "nos salga" otra? Categorizando las distintas causas posibles de desafinación entenderemos por qué no es un problema tan serio de resolver. Estas categorías surgen de nuestras observaciones personales. ¡No son nombres científicos!

  • Imposibilidad física real. A veces las razones por las que no podemos cantar la nota correcta tienen que ver con el instrumento físico, por ejemplo, si mis cuerdas vocales no pueden vibrar tan lento o tan rápido como es necesario. Hay notas que no puedo cantar, ¡simplemente porque no llego!
  • Dificultad técnica. Hay muchísimas personas aparentemente "desafinadas" que respiran mal o tienen una mala postura, comprimiendo la garganta e impidiendo que las cuerdas vocales vibren tranquilas.
  • Falta de tonicidad, tensión excesiva o rigidez. La desafinación técnica también puede ser por tener los músculos "un poco flojos", por la falta de uso. Mientras acostumbro a mis cuerdas a estirarse cada vez más, algunas de mis notas sonarán más bajas de lo necesario: muscularmente todavía no llego.
Hay muchos más tipos de desafinación, lo que evidencia que no sólo se desafina por "no tener oído". ¡Te invitamos a leerlos en Cantar sin limitaciones, de Laura Kersevan!

Cómo elegir mi profesor de Canto

[Del libro Cantar sin limitaciones, de Laura Kersevan, Buenos Aires, Ed. CambiáTuVoz, 2014.]

Cuando buscamos un profesor, escuela o técnica de canto, la información que encontramos nos resulta doblemente incierta porque suelen ser datos sobre algo desconocido. Son tantas las opciones, tantos los factores: que me quede cerca pero que sea bueno (¿qué será “bueno” si no conozco nada?), que parezca serio, que no sea aburrido, que me dejen cantar lo que me gusta. Con un poco de suerte, en el período de información previa a la decisión nos iluminemos con la conciencia del principal costo oculto: aprender mal puede hacernos perder mucho. Aprender a cantar no es pagar para cantar alegremente mientras salticamos en un prado tapizado de trébol: estamos invirtiendo salud (vocal, mental, espiritual…) y tiempo.

Para saber si un profesor es caro más me vale saber cuánto vale para mí y cuánto estoy dispuesto a perder por un error en el juicio. Descartando la obviedad de que un profesor puede ser barato y malísimo, podemos creer que el que cobra menos nos dará lo mismo pero a bajo precio.

Un profesor puede ser bueno y barato, y otro malo y carísimo (mejor ni pensarlo) y otro, bueno y carísimo… Como una batalla entre el Bien y el Mal. Si desactivamos ese pensamiento, veremos que sólo es cuestión de verificar qué sea “bueno” o “malo” para nosotros. Entonces, podemos animarnos a probar muchos lugares, muchos profesores, considerando que experimentar para informarnos y decidir con conciencia es una inversión y no un gasto.