Generalmente entendemos la relajación como un momento de inacción y buscamos tener todos los músculos flojos. Pero… ¿qué pasaría si no existiera la tensión?
Sin tensión no existiría la acción: no sería posible hacer nada; no podríamos siquiera pensar en levantarnos de la cama.
La idea de esta relajación no es irnos a dormir sino cantar; estar activos. Entonces buscaremos llegar a un equilibrio, a una distribución armónica de la energía. Las tensiones innecesarias se irán cuando hagamos aparecer otras, las necesarias, en las zonas en que están haciendo falta.
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