Porque canta bien/lindo.
Porque la mayoría opina que es habilidoso.
Porque me hace emocionar.
Porque tiene una voz potente/es muy afinado.
Porque tiene actitud/“onda”.
Porque ha desarrollado una carrera exitosa.
Porque se anima a mostrarse.
Porque hace algo que la mayoría no puede hacer.
…Porque hace algo que yo no puedo hacer.
A simple vista, parece obvio que el talento es concreto y objetivo. Al menos para cada uno de nosotros es fácil escuchar y juzgar el talento ajeno. Pero entonces, ¿por qué no todos consideramos talentosas a las mismas personas?
Algunos ejemplos “dudosos”:
a. Una nena que canta en el acto del colegio. La mamá opina que claramente es la próxima reina del pop. La profesora de música piensa que por suerte la única nena que se animó a cantar en público más o menos “la pega” con las notas y no la va a hacer quedar mal.
b. Un participante de un concurso de TV canta un aria de ópera. El público lo aplaude de pie, con lágrimas en los ojos. Un director de orquesta opina que es un perro desafinado y que merece poco menos que el fusilamiento.
c. Una cantante melódica que canta canciones despechadas. Sus seguidoras opinan que tiene una voz fuera de serie. Sus detractores le pondrían un bozal por “gritona”.
d. El “mejor cantante de rock de todos los tiempos”. Yo opino que, aun sin tener una técnica perfecta, hace maravillas con su voz y logra emocionar y transmitir como nadie. Mi madre opina que esos chillidos destemplados y tanto “chingui-chingui” no debieran ser llamados música.
En realidad el talento, como tantas otras cosas, es una cuestión objetiva –la solvencia en una determinada área–, dentro de un contexto altamente subjetivo –qué se juzga y quién lo juzga–. De alguna manera…
Si el otro logra dominar eso que yo considero difícil o valioso, para mí es talentoso.
Quien considera no tener “el don”, se queja porque no se lo dieron. Quien considera tenerlo en alguna medida, por ejemplo, quien tiene el don de la afinación pero no percibe el camino completo, se sentará a esperar que “le llueva” la linda voz o el amplio (la cantidad de notas que puede abarcar). Si mejorar le requiere algún tipo de esfuerzo, automáticamente se dará por “falto de suficiente talento” y se dedicará a protestar porque “le dieron poco y no le alcanza”…
Muchas veces, quien afirma no tener talento nos está diciendo, inconscientemente, que no está dispuesto a invertir lo necesario para desarrollar nuevas habilidades.
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