viernes, 15 de julio de 2016

Elongando el instrumento (o "El porqué de la postura")

¿Qué es lo natural?
Tan acostumbrados como estamos a que la educación física tradicional nos imponga “desde afuera” una rutina –si no duele, no sirve–, llegamos a nuestra vida adulta con poca o sin ninguna consciencia de una relación verdaderamente orgánica con nuestro cuerpo.

Sin importar qué contacto previo tengamos con la técnica vocal o el canto, todos intuimos que para cantar hay que estar “derecho”, “alineado” o que la postura algo tiene que ver con el resultado sonoro.

Ahora bien, si como alumnos de canto nos indicaran, en una primera clase y sin explicación adicional, “parate derecho”, tenderíamos a quebrar la cintura y sacar pecho, tensionando los hombros como consecuencia. Lo visible, o mejor dicho, lo escuchable, sería un sonido con los mismos adjetivos: tensionado, duro.

Por eso, el encuentro de la postura debiera abordarse desde una perspectiva lógica, biológica y natural que nos dé cuenta de una circulación de energía generosa y equilibrada. Hablamos de distribución de peso en el cuerpo: si hay demasiada tensión en donde no debería (hombros, cuello, nuca) es porque hay peso mal distribuido.

Un alumno sin una buena postura de base tendrá problemas para encontrar resonancia, volumen, quizás desafine… La postura no debe ser un “requisito previo” autoimpuesto o condición para tomar clases de canto, sino la consecuencia de ir al encuentro de nuestro instrumento.

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