En el mundo del Canto pareciera haber dos polos: lo lírico y lo popular. A nosotros nos parece más idóneo decir "estilo popular" antes que "técnica popular". Dicho de otra manera: decir "la técnica popular" puede remitir a una forma de estudiar Canto que sería casi como un atajo para quien no quiere “perder tiempo” aprendiendo técnica lírica. Porque, recordemos, en teoría (mejor dicho, en el imaginario) sólo puede haber "lírico" o "popular".
Pero no confundamos técnica con elección estética, no juntemos conceptualmente la técnica con el estilo. Estudiar un ejercicio intentando que suene a chacarera, tango, jazz (o a cualquier otro estilo), no hará más que limitar el espectro de estilos que podemos abarcar. Cuando queramos cambiar de estilo, tendremos ya incorporada la voz "estilo chacarera", "estilo tango", "estilo jazz". Para evitarlo y poder pasar de un estilo al otro sin inconvenientes, la técnica más eficiente debiera ser universal y apuntar al conocimiento profundo, al dominio del instrumento.
Pero no confundamos técnica con elección estética, no juntemos conceptualmente la técnica con el estilo. Estudiar un ejercicio intentando que suene a chacarera, tango, jazz (o a cualquier otro estilo), no hará más que limitar el espectro de estilos que podemos abarcar. Cuando queramos cambiar de estilo, tendremos ya incorporada la voz "estilo chacarera", "estilo tango", "estilo jazz". Para evitarlo y poder pasar de un estilo al otro sin inconvenientes, la técnica más eficiente debiera ser universal y apuntar al conocimiento profundo, al dominio del instrumento.
Entonces, ¿existe la llamada "técnica popular"?
Dando por sentado que la anatomía y la fisiología son las mismas para todos, que todos tenemos un "instrumento vocal" igual, es evidente que habrá una sola “manera más eficiente” de aprovechar todas las capacidades de nuestro cuerpo como instrumento (¿o acaso no nacemos todos con el mismo instrumento, que tiene las mismas partes para todos?). Adquiriendo y dominando esta “manera”, podemos adaptarla a cualquier fin. Es decir: si yo puedo dominar todos mis músculos para emitir una “A” perfecta, relajada y con toda la resonancia, incluyo la capacidad de cantar una “A” estilo pop (con una sonoridad, menos completa o profunda) u otra más “aterciopelada”, o incluso “hablada”, como para la bossa nova. En cambio, si aprendo a cantar con “técnica de bossa nova” excluyo cualquier otro estilo que no implique una emisión similar.
¿Y cómo se hace?
Desde nuestro punto de vista, idealmente deberíamos estudiar una técnica eficiente y, en paralelo, los elementos expresivos del género musical que elija. De esta manera me aseguro de tener una emisión sana, dominar muchos recursos (porque, ¿cómo sé que voy a querer cantar el mismo estilo por siempre?) y poder explotar mi expresividad al máximo.
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