
Pero traslademos el ejemplo a un instrumento que esté “fuera de nuestro cuerpo”: el piano. Si con unos meses de estudio y práctica más o menos constante lográramos ejecutar melodías con cierta gracia y soltura (con dedicación, se puede) y nos volviéramos a preguntar: "¿el talento está en el instrumento o en el instrumentista?"... ¿cuál sería nuestra respuesta?
La dificultad del canto es que somos al mismo tiempo instrumento e instrumentista. Disociar estos dos roles es sumamente complicado porque en medio se meten creencias muy arraigadas y siempre sobreviene la frustración. Además, la sociedad en la que vivimos tiende a clasificar –de forma cruel– entre talentosos y “destalentados”. Y esta opinión avalada por una mayoría nos hace dudar de nuestra propia capacidad.
Pues bien, sin importar si somos principiantes o cantantes experimentados, desafinar, tener "fea voz", no llegar a las notas más altas, ser desprolijos o padecer dolor al cantar, por ejemplo, son sólo una evidencia de que no estamos aprovechando todo nuestro potencial como instrumento musical.
¿Qué proponemos?
- La técnica que enseñamos en nuestra Escuela sirve para cantar todos los estilos porque trabaja el cuerpo como un instrumento musical.
- Aprender una buena técnica vocal sirve para cuidar la voz y desarrollar nuestro potencial sin limitaciones (de altura, expresividad, afinación, volumen, o ninguna otra).
- Nuestro Método organiza el aprendizaje y posibilita que puedas medir tu progreso.
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