Es muy común cantar una canción con la radio a todo volumen junto a
nuestra/o cantante favorita/o y notar que ciertas partes de la canción “nos
quedan” muy agudas o muy graves. ¡Sí, es común! No por esa razón el cantante es
mejor que yo, ni tiene condiciones especiales… simplemente puede deberse a que
tiene un instrumento distinto que yo. Como si quisiera lograr el sonido del
violín con un contrabajo: ¡imposible! Sí puede ocurrir que haya notas que nuestro
cantante alcanza y uno todavía no, pero debido a no estar lo suficientemente
entrenados para llegar. Pero volvemos a descartar las condiciones
supranaturales o semi-divinas para el canto. En ese caso es sólo cuestión de
entrenarse.
Ahora bien, ¿qué canción le queda bien a mi voz? ¿Puedo cantar cualquier
cosa, no importa qué tan aguda o grave sea? Como puede escucharse habitualmente
de boca de un principiante –pero no de forma correcta–, ¿cómo sé cuál es mi
tono?
Pues bien, así como el contrabajo puede abarcar determinada cantidad de
notas, el cello otras, la viola otras más y el violín las suyas, yo tengo una
cantidad de notas que puedo abarcar dependiendo de mi tipo de voz. Aun sin
haber entrenado ni cantado nunca, tengo un tipo de voz: seré contralto,
mezzosoprano o soprano si soy mujer, y bajo, barítono o tenor si soy hombre
(ordenadas en cada caso de más grave a más aguda).
En el canto popular –es decir, todo lo que no es lírico– yo podré adaptar
las canciones de forma tal que me queden bien. Con la adecuada guía docente
podré encontrar la “zona” en la que estoy más cómodo según el nivel de
entrenamiento en el que me encuentre, sin dañarme ni forzar la laringe. En el
canto lírico esto no es posible salvo en una muy limitada cantidad de casos
(por ejemplo, arias de estudio para principiantes), porque el compositor quiso
que la obra fuera cantada por un determinado tipo de voz, generalmente pensando
en el personaje de la ópera y en sus necesidades expresivas.
La solución está, primero, en conocer mi tipo de voz. Esto muchas veces se
nota desde un principio (un hombre que locuta con una voz súper grave
probablemente no sea tenor) pero en una enorme mayoría de casos requiere la
paciencia de tomar las primeras clases de canto, para saber en qué rango de
notas me siento más cómodo y si esta comodidad es saludable o se debe a un mal
hábito postural, vocal, etc.
Por lo tanto, si toda la vida me dijeron que tengo una voz muy aguda o
chillona o si por el contrario, siempre me han comentado que hablo muy grave,
es cuestión de ponerme a prueba con la cabeza abierta y las ganas de aprender
dispuestas. Esto puede ser cierto, sí, pero puede ser que mi “tono” sea sólo
una deformación que me aleja de mi verdadero potencial sonoro.
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