Quizás
por haber sido bandoneonista, Rubén Juárez supo cómo hacer para regalarnos
fraseos perfectos. ¿Qué significa esto? Que pudo no haber sido un cantante
florido, o técnicamente impecable, pero sabía representar el sentimiento exacto
que inspiraba cada letra de cada tango, haciendo las inflexiones precisas en
cada frase: cuándo empezarlas y de qué manera hacerlo, y cómo darles fin para
que surtieran el efecto deseado. Una flecha dirigida al blanco, siempre.
En
muy pocas ocasiones el público se sintió tan identificado, tan tocado por un
cantante de tango. A todos nos gusta la sutileza de Gardel o la pasión de Julio
Sosa, pero cuando Rubén Juárez terminaba de cantar un tango, quedarse sentado en
la butaca no era una opción en el menú de actitudes a tomar.
Aquí
elegimos algunas de las versiones que más nos gustan, y las compartimos para saber
si compartimos el mismo paladar. ¿Te gusta Rubén Juárez?
No hay comentarios:
Publicar un comentario